“Si
no se habla, si no se escribe y no se cuenta, se olvida y poco a poco se va
tapando bajo el miedo. La gente que vio el muerto se va olvidando y tiene miedo
de hablar, así que llevamos un oscurantismo de años en el que nadie habla de
eso […] como nadie habla de lo que paso, nada ha pasado, entonces bien, si nada
ha pasado pues sigamos viviendo como si nada”. Este pequeño testimonio de un
habitante del valle del cauca, que introduce el primer capítulo de “Basta Ya”,
pone en evidencia que el largo periodo de guerra en nuestro país, hace parte de
la consolidación de una cultura opacada por muchos años de violencia.
El
colombiano durante mucho tiempo ha adoptado una actitud de sumisión y ceguedad
ante tanta violencia, nos hemos vuelto personas de memoria corta, los hechos
suceden y no cobran la importancia pertinente, lo que acabo de mencionar es un
aspecto relevante en la cultura del país. La paz es vista por muchos como la
luz al final del túnel, una solución posible a todo este mar de guerra y
conflicto.
La cultura
ha tenido que pintar una mancha negra en su historia, los colombianos se han
visto obligados a crecer en medio de un país sin identidad clara, en la cual es
inevitable omitir la parte del discurso, en donde es evidente que hay una
cantidad innumerable de colombianos, a los que la guerra les dio una vuelta
radical en sus vidas, y la cual les ha formado una determinada cultura. Aquí es
donde la paz entra a protagonizar la conversación nacional, porque eso es lo
que tiene que pasar, Colombia exige de una manera aclamante que se hable de paz
inmediatamente, no se puede permitir de ninguna manera que el conflicto siga
siendo parte de la cultura de nuestro país, todo lo contrario, el proceso de
paz es la oportunidad para construir una identidad manchada de calma y
tranquilidad.
Para
establecer una relación más concisa entre cultura y paz en Colombia, me remito
a un fragmento el cual manifiesta el punto hasta el que ha llegado el conflicto
armado, “ya es un drama extremo perder la libertad, pero en el secuestro hay
otros elementos adicionales: no hay el más mínimo respeto por la dignidad del
ser humano, vivimos como animales, encadenados, con una dieta pobre no solo en
alimentos nutritivos sino en el tamaño de las raciones, muchas veces nos
acostamos con hambre, dormimos en el piso por años, sin poder limpiarnos,
enfermos, sin saber a qué horas lo van a matar a uno, sin saber qué es lo que
está pasando con la familia”. Esto expone la falta total de cultura en una
sociedad en conflicto, llegar al punto en el cual el ser humano sea tratado
como lo más mínimo sin respetar sus derechos como persona es degradante, si la
paz interviniera todo sería diferente, se dejaran de presentar tantas
situaciones de barbarie y sevicia, y se verá reflejado el crecimiento de una
sociedad basada en valores y principios, que permitan fortalecer el proceso de
construcción de una cultura, reconocida positivamente por el resto del mundo.
El
proceso de paz tiene que contar con el reconocimiento absoluto de todas las
víctimas, eso se implementa, incorporando de nuevo a la educación a la población joven reclutada por la
guerrilla, iniciar un proceso de reconstrucción en los núcleos de familias
afectadas, produciendo más oportunidades de empleo, reconociendo el gran número
de muertes crueles e injustas, y promover la continuidad de costumbres y el
sentido de pertenencia por el territorio, todo esto entrara a fortalecer
favorablemente la anhelada identidad y cultura colombiana.
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